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La divina sencillez

El pintor, no es ningún inventor tampoco es un acróbata “del más difícil todavía”. En definitiva, no debe nunca perder el tiempo en buscar, o las cinco patas al gato, o el más difícil todavía, con la finalidad de ¿querer? ser original o buscar senderos por los que nadie haya caminado aún, para ser el primero en recorrerlo. El camino, ese maravilloso y a la vez escabroso camino de la pintura, lo encuentra el artista en el lienzo blanco; y ahí es donde debe adentrarse y dejarse llevar por ese deseo de crear, con la libertad que le da la entrega sin concesiones, usando todos los elementos que Dios, el único y eterno Creador, ha puesto a su altura. Y que el instinto y la sabiduría hagan el resto; y el pintor… que pinte.

Jorge Rando, París, septiembre 2002